Sintió ella la necesidad de fotografiar su cuerpo en todo su esplendor, eso sí, dándole un enfoque
distinto y muy valientemente para transmitirlo con imágenes sensuales, que transmiten ese lado
voluptuoso y erotizante que todos llevamos dentro, pero no nos atrevemos a mostrar…
¡Valiente!… vencer ese rasgo de timidez, que todos, unos más que otros, llevamos en nuestro
interior (tiene su mérito). Ella se atreve y vence, y muestra con toda su fuerza unas imágenes
extrañas y bellas a la vez, con rasgos de “polimandrikas” que no dejan a la gente indiferente.
“Nanovisiones” es el “makro-mikro” de su piel, formando paisajes con configuraciones de visiones
surrealistas, lo minúsculo con lo mayúsculo, marcan la diferencia dándole al mismo tiempo ese
eslabón que lo une a su universo “makro-mikro” que es su cuerpo.
En estas “nanovisiones” nos muestra formas; y cada foto es una lectura distinta, donde el
espectador le dará a entender lo que estime oportuno. Pero ante todo está su originalidad que le
imprime carácter y despertará esa curiosidad que todos llevamos dentro, despertará pasiones, y así
no pasará desapercibida.
Como son las formas terrenales, buscando paisajes en su cuerpo nos sugieren imágenes como
campos con mieses. La rotundidad de las piedras ciclópeas. La voluptuosidad de las colinas, los
valles, etcétera. Y cada cual descubra ese mundo erótico sensual que comulga con la naturaleza de
nuestro mundo, que somos arte y parte de sí misma. El makro-mikros comulga en harmonía para
mostrar esa belleza que transmiten estas fotos geniales. Nos damos cuenta de lo que nos falta por
vivir en harmonía con el todo, ese yin y yang que todos llevamos dentro, y no lo aprovechamos para
nuestro equilibrio, y esas fotos nos revelan ese mensaje de reflexión. Espero que nos indiquen el
camino para encontrar nuestro mundo de harmonía, con el todo. Enhorabuena, Mejías Cristina.
José María Lugilde
Crítica de Arte. La Voz de Galicia.