«Sin duda la expresión plástica más humilde es el dibujo. En el dibujo la iconografía inviste la sencillez
del trazo que en su fragilidad ha sido el sorprendente vehículo en el tiempo para las ideas más antiguas de
la Humanidad.
Gracias a la influencia de Oriente en los últimos trescientos años, el dibujo ha podido despojarse de todas
las pretensiones que le atrapaban para convertirlo en un arte menor, hijo de la pintura para la que
trabajaba como boceto. Y en ese despojarse, el dibujo se ha enriquecido como portador de significado y
revulsivo emocional.
En la nueva vida del dibujo es fácil escuchar a neófitos deslumbrados argüir comentarios sobre «la fuerza
del trazo» pues lo primero que se aprende al respecto es que el trazo es la primera unidad plena de
contenido del dibujo. Ahora bien, sean cuales sean las opciones que un artista toma respecto al trazo, es
este un rasgo constitutivo de su recorrido existencial. El trazo crece como la voz y se construye desde la
potencia de su expresión, incluso independientemente de la consolidación de un estilo individual.
La apuesta de Cris Bamio por un trazo lo más desnudo posible, que persigue antes los límites arquetípicos
de la forma que la desmesura de la mancha, con la que se funde, sin embargo, en gran parte de la obra que
nos presenta en esta exposición, es una afirmación de vitalidad y de experiencia femenina que estoy
seguro de que excitará tanto vuestro disfrute de la técnica como vuestras emociones.
La muestra se acompaña de dos tablas al oleo para completar el cosmos al que Cris Bamio nos invita a
entrar y transitar. Y espero que lo hagáis con el mismo desnudo disfrute con que yo lo hago».
(Pep Paramos)